Sospechamos, pensamos, observamos y creemos que lo que hacemos en Fundación Ahimsa tiene un impacto en la vida de la población. Lo que hacemos es en base a una evolución orgánica, desde adentro, pensando en, ¿que ayudaría a nuestra población? Vemos que si hemos tenido un impacto, pero, ¿por qué? Cuando se pregunta qué es lo que enseñamos y cómo, la respuesta es valores humanos o una serie de otras razones 'intangibles', 'suaves', sin definición especifica ni manera objetiva de medir.
Cuando preguntamos ¿cómo se hace?, nadie es capaz de definir en forma concreta ni de demostrar las actividades que usamos para impactar a la población. Pero todos seguimos pensando y creyendo que lo que hacemos tiene un impacto en la vida. Es imprescindible tener las actividades definidas por Carta de Navegación (Soñadores, Exploradores, Navegantes y Conquistadores) en vez de seguir dictando talleres de danza, fotografía, yoga, futbol, etc. Deben y tienen que tener actividades relacionadas directamente con apoyar las Habilidades para la Vida (HpV) tal como lo ha implementado Edex.
El programas HpV llevan décadas en uso, en una variedad de países, con poblaciones similares a la de Fundación Ahimsa y es el programa más importante a nivel mundial para ayudar a niñas, niños y jóvenes en alto riesgo. Habilidades para la Vida (HpV) ha sido revisado y analizado por una variedad de entidades internacionales (UNICEF, UNESCO, Organización Mundial de Salud, Organización Panamericana de Salud) gobiernos de muchos países (México, Chile, Perú, País Vasco, España), y otras organizaciones como Universidad Javeriana, Escuela de Medicina Universidad de Harvard y el Hospital General de Massachusetts para nombrar algunos.
Las 10 Habilidades para la Vida sirven de base para seguir ayudando a la población que atendemos en Fundación Ahimsa a tener oportunidades en la vida y de poder vivir en libertad.
Nos parece indispensable ayudar a la población que tenemos el privilegio de atender a manejar las HpV como mecanismo de superar su situación actual. Conjunto con los procesos que se llevan a cabo actualmente en la fundación, YO SOY Fundación Ahimsa (sentido de pertenencia y retención), el plan AHIMSA (ayudar a abrir espacios físicos y emocionales para encontrar la fuente de la rabia, el odio y el dolor con fin de ayudar a cada persona a obtener paz interior). Sin paz, no podemos esperar que mejore la situación, ni obtener una mejor calidad de vida.
En el contexto de esta iniciativa mundial y nacional, el concepto de Habilidades para la Vida (HpV) se refiere a un grupo genérico de habilidades o destrezas psicosociales que les facilitan a las personas enfrentarse con éxito a las exigencias y desafíos de la vida diaria.
En forma más específica, HpV son un grupo de competencias psicosociales y habilidades interpersonales que ayudan a las personas a tomar decisiones bien informadas, comunicarse de manera efectiva y asertiva, y desarrollar destrezas para enfrentar situaciones y solucionar conflictos, contribuyendo a una vida saludable y productiva. Las HpV pueden aplicarse en el terreno de las acciones personales, en la interacción con las demás personas o en las acciones necesarias para transformar el entorno de tal manera que éste sea propicio para la salud y el bienestar.
El énfasis de este enfoque en habilidades y competencias psicosociales lo distingue de otras iniciativas orientadas a la enseñanza de destrezas vocacionales, o que se centran en aspectos prácticos de la vida diaria.
Destrezas para conducirse de cierta manera, de acuerdo con la motivación individual y el campo de acción que tenga la persona, dentro de sus posibilidades sociales y culturales. Un eslabón o “puente” entre los factores motivadores del conocimiento, las actitudes y los valores, y el comportamiento o estilo de vida saludable (ver el gráfico a continuación).
Comportamientos en sí mismos. La educación en Habilidades para la Vida no se basa en la enseñanza de “recetas” o prescripciones de comportamiento, sino en la adquisición de herramientas específicas que le faciliten al individuo un comportamiento más positivo y saludable (en el sentido holístico de la salud) consigo mismo(a), con los/las demás y con el mundo en general.
Por ejemplo, al fortalecer la habilidad para tomar decisiones, se busca que niños y niñas aprendan, entre otras cosas, a identificar con claridad el asunto o situación sobre la que deben decidir, a pensar en las distintas alternativas y a valorar las ventajas y desventajas (para ellos y los demás) de cada una de las opciones posibles. Las decisiones finales.
siempre dependerán, en última instancia, de una combinación de factores internos y externos, muchos de ellos impredecibles, por lo que el proceso educativo no podría centrarse en enseñar qué decisiones deben tomarse en cuáles situaciones.
La propuesta pedagógica para enseñar a tomar decisiones se fundamenta precisamente en el fortalecimiento de la autonomía individual para que niños, niñas y jóvenes sean protagonistas y artífices de su propia vida y de la construcción de un mundo mejor, sin olvidar la contribución del colectivo social en dicho proceso.
De otra parte, la enseñanza de estas destrezas también requiere la discusión y clarificación de los valores, creencias, prejuicios y conocimientos que subyacen al comportamiento de los niños y jóvenes (ver adelante, “La educación en Habilidades para la Vida implica mucho más que el aprendizaje de destrezas psicosociales”).
Las Habilidades para la Vida que utilizamos son los que ha desarrollado Edex - Educar para vivir, educar para convivir:
Según Habilidades para la Vida, Una Propuesta educativa para convivir mejor / Marco referencial, FE y Alegría:
fomenta y estimula el desarrollo de valores y cualidades positivas. Esencialmente Habilidades para la Vida tiene que ver con las relaciones, con nosotros mismos, con las demás personas y con el mundo que nos rodea. Esta propuesta educativa busca formar mujeres y hombres críticos, solidarios, autónomos, respetuosos, tolerantes, conscientes de la realidad que los rodea y comprometidos con su transformación.
Habilidades para la Vida no es una panacea, pero es una manera efectiva de acercarse al sueño de Gabriel García Márquez cuando dijo que Colombia necesita «una educación desde la cuna hasta la tumba, inconforme y reflexiva, que nos inspire un nuevo modo de pensar y nos incite a descubrir quiénes somos en una sociedad que se quiera más a sí misma...que canalice hacia la vida la inmensa energía creadora que durante siglos hemos despilfarrado en la depredación y la violencia, y nos abra al fin la segunda oportunidad sobre la tierra que no tuvo la estirpe desgraciada del coronel Aureliano Buendía...»
Existe en la actualidad suficiente evidencia, a partir de la experiencia práctica de grupos distintos en más de veinte países del mundo y diversos proyectos de investigación, que demuestra el valor de la enseñanza de un grupo genérico de habilidades psicosociales, o Habilidades para la Vida, en la promoción de la salud y el desarrollo integral de niños, niñas y jóvenes, así como en la prevención de problemas psicosociales y de salud específicos como el abuso de sustancias psicoactivas, el tabaquismo, los embarazos no deseados en las adolescentes, la violencia y las enfermedades de transmisión sexual, entre otros.
Dentro de este enfoque, Habilidades para la Vida se relaciona estrechamente con el concepto de competencia psicosocial, es decir, “la habilidad de una persona para enfrentarse exitosamente a las exigencias y desafíos de la vida diaria”. La competencia psicosocial cumple una función importante en la promoción de la salud en su sentido más amplio, en especial en el caso de los problemas de salud relacionados con el comportamiento, y cuando éste depende de la incapacidad del individuo para enfrentarse de forma efectiva con el estrés y las presiones de la vida.
Las destrezas psicosociales permiten a las personas transformar conocimientos, actitudes y valores en habilidades, es decir, saber “qué hacer y cómo hacerlo”. Son habilidades que les facilitan comportarse en forma saludable, siempre y cuando deseen hacerlo y tengan la oportunidad para ello. No obstante, es evidente que las habilidades sobre “cómo hacer algo” no son los únicos factores que influyen en el comportamiento. La motivación y la capacidad para comportarse en forma saludable también se relacionan con el apoyo social y los factores culturales y ambientales.
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